hermanos del Alma

PAJAROS NATIVOS

Autor: Pascual E. ALEJO RETTIZ

Aúllan los amos del dólar tétricos
sus conciencia de culpas trilladas
con palabras demenciales amparan
y febrilmente vociferan:
¿Quienes mataron más
los policías o los nativos?
¿Quién tiene más muertos?
¡Conspiración contra el Perú
vienen del extranjero!
¡Carajo, este intolerante ve fantasmas!

Arrogante y soberbio se manifiesta el charlista
ante cientos de muertos pigmeados con pólvora
por su enlutada ansia al poder económico
que cobró su primera cuota en vidas humanas,
donde el árbol gigante salpicado de sangre nativa
en muerte innecesaria del hermano policía. No mueren!,
pués son los ríos de la historia que el Perú no olvidará!

Pájaros nativos vuelan sin retorno
su nación arde por culpa del tirano gobernante
que blasfema su memoria cadavérica
contra las culturas inmemoriales del Perú.
¿Acaso, no sabe que nuestra nación es milenaria?,
y posee cinco etnias olvidadas históricamente:
los aymaras, los quechuas, los selvicolas son autóctonos;
los afroperuanos y los mestizos son producto español.
¡Así somos y no quieren comprendernos!

Gobiernan y gobierna para su casta privilegiada,
siglos pasan y nadie nos miran!
Las naciones que damos vida al Perú. No existen!
Nuestros hijos mestizos son utilizados
en batallas de defensa a la injusticia.
Grita el imperio capitalista:
"la inversión extranjera trae desarrollo,
no podemos permitir que un grupo de bárbaros
impidan el desarrollo del País".
Dan la orden en nombre de esta democracia
¡Ha callarlos, si es preciso mátenlos!
por el delito de exigir hojas de igualdad!.

Sí somos dueños de nuestras riquezas,
hagamos empresa señor tramposo
también con los hombres nacionales del Perú!
No, no "regale" en nombre de sus normas y armas
nuestros milenarios recursos naturales,
a extranjeros que le doblaron la mano de oro!
¡Maldito aquel que mata a su hermano
por su apetito personal de sorda alegría!

¡Muertos están los amigos del alma,
dolor desesperas contrito los días,
la sangre de los pájaros nativos
por las pampas y los montes reclaman justicia,
hermanos aquí estoy. ¡Solicito no descansar hasta la victoria!